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El viaje relámpago del fugitivo de la CPI Al-Bashir

La semana pasada, se produjo una muy buena señal en castigo a los fugitivos de la justicia internacional pues el presidente sudanés Omar Al-Bashir fue obligado a cancelar su viaje a Indonesia en el último momento.

 

Estaba previsto que el presidente de Sudán viajase a Indonesia para participar en la Cumbre Asia-África de 2015, pero, la visita fue cancelada cuando aparentemente se le denegó el permiso a sobrevolar diversos Estados.

Al-Bashir está acusado de crímenes de guerra, crímenes de lesa humanidad, y genocidio en Darfur. La CPI ha emitido dos órdenes de arresto contra él.

Amielle Del Rosario, coordinadora de la región Asia-Pacífico en la Coalición por la CPI:

“La asistencia de Al-Bashir a la Cumbre Asia-África hubiese supuesto una mancha en el expediente de derechos humanos de Indonesia y un insulto a las víctimas de Darfur. Los Estados que le han denegado sobrevolar su espacio aéreo han dado un gran paso en contra de la impunidad. Muchos debieran seguir su ejemplo. El gobierno indonesio debería aprovechar esta decisión para establecer una política más estricta relativa a tener contacto con fugitivos de la CPI y reafirmar así su compromiso con los derechos humanos y la justicia. Adherirse a la CPI podría ser un buen comienzo.”

La sociedad civil había pedido a Indonesia que retirase su invitación a Al-Bashir, teniendo en cuenta el compromiso del país con los derechos humanos. Aunque Indonesia no es todavía miembro de la CPI, la resolución del Consejo de Seguridad de la ONU que remite la situación de Darfur a la Corte requiere a los Estados miembros de la ONU que cooperen de forma plena con la Corte.

 

En una declaración reciente, la Comisión de personas desaparecidas y víctimas de la violencia (KontraS) y la Coalición por la CPI de Indonesia criticaron al gobierno de Indonesia por invitar a Al-Bashir:

“La visita del presidente Omar Al-Bashir a Indonesia con ocasión de la Cumbre Asia-Africa debería ser utilizada por el presidente indonesio Joko Widodo para mostrar su compromiso con el derecho internacional y los derechos humanos en la diplomacia indonesia. Indonesia, como miembro del Consejo de Derechos Humanos, debe cooperar con la Corte Penal Internacional y respetar el derecho internacional.”

En una carta dirigida al presidente indonesio Joko Widodo, BashirWatch—una red global de representantes de la sociedad civil, entre las que está nuestra Coalición—instó al las autoridades de Indonesia a llevar a Al-Bashir ante la justicia:

“La Coalición Bashir Watch insta al Gobierno de Indonesia a que se posicione en favor de la justicia para la población de Sudán y rechace albergar  en su territorio a un individuo acusado de genocidio, crímenes de guerra y de lesa humanidad. Si Bashir entra en Indonesia, esta coalición pide a las autoridades indonesas que lo arresten y lo transfieran a la CPI para que pueda enfrentarse a los cargos que se le imputan.”

La Coalición Bashir Watch, KontraS y la Coalición por la CPI de Indonesia también pidieron al gobierno que se adhiriese a la CPI.

Teniendo en cuenta la falta de mecanismos y herramientas de la CPI, la Corte debe confiar en sus Estados miembros para que ejecuten sus órdenes de detención. Desgraciadamente, varios países no han cumplido con sus obligaciones, entre ellos los Estados de Nigeria y la República Democrática del Congo, Estados parte de la CPI.

La sociedad civil ha rechazado en numerosas ocasiones los viajes de Al-Bashir a estos países, y en Nigeria presentaron una moción para obligar al gobierno a arrestar al presidente de Sudán, forzándolo a abandonar el país.

Elise Keppler, Human Rights Watch:

“Las víctimas en Darfur merecen justicia y los gobiernos deberían ayudarlos a alcanzarla, restringiendo los viajes de Al-Bashir. Tiene que estar en un único sitio – en La Haya, haciendo frente a las acusaciones que se le imputan.”

En 2011, la presión de la sociedad civil le obligó  a cancelar su viaje a Malasia. En ese momento, un funcionario malayo dijo que la presencia de Al-Bashir en el país podría haber sido  un motivo de “vergüenza” nacional.